El movimiento doloroso

Arturo Goicoechea

Cuando un movimiento (o una postura) resulta doloroso pensamos intuitivamente que ese movimiento o postura genera una carga mecánica o metabólica excesiva para un supuesto estado de vulnerabilidad del aparato loc0motor, por lo que restringimos la actividad guiados por la referencia del dolor. Deberemos hacer sólo aquello que genere menos dolor.

La manida definición de la IASP (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor) proclama que el dolor es «una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a daño real o potencial o vivido como tal daño».

Hay veces que el dolor aparece porque efectivamente existe una zona dañada o en riesgo de dañarse («daño real o potencial») pero en la mayoría de los casos no existe tal daño, un daño que explique y justifique satisfactoriamente la activación del dolor. Es decir, un dolor sin daño real o potencial pero vivido como tal daño: un daño imaginado.

Cualquier acción que…

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