La fragilidad es un poderoso predictor de discapacidad, hospitalización, caídas, pérdida de la movilidad y enfermedad cardiovascular.
Las caídas son un problema mayor de salud pública según la OMS.
Se impone la necesidad de:
- La detección precoz del riesgo de fragilidad y caídas.
- La intervención basada en la mejor evidencia científica disponible.
En el siguiente vídeo se desarrolla el algoritmo propuesto para tal efecto en el Documento de consenso sobre prevención de fragilidad y caídas en la persona mayor del SNS.
La detección oportunista comienza en Atención Primaria mediante la administración de la escala de Barthel a toda persona de 70 o más años que acude a consulta. Si la puntuación es inferior a 90 se procede a un cribado de fragilidad.
La prueba recomendada para ello es la SPPB (Short Physical Performance Battery). Los mayores que obtengan menos de 10 puntos se consideran frágiles y habrá que prescribirles un programa de ejercicio multicomponente con especial hincapié en el entrenamiento de fuerza. Independientemente de la puntuación, se debe valorar el riesgo de caídas y actuar en consecuencia.
Y tú, ¿cómo abordas la fragilidad de los mayores? ¿Qué programa de ejercicio recomiendas o sigues? Cuéntanos tu experiencia para enriquecer esta entrada 🙂