Esta semana he presentado junto a Oskar Almazán la ponencia: Los sMOOC, una oportunidad de educación para la salud basada en habilidades. Dicha aportación ha formado parte del simposio 25 en el VII Congreso Internacional de Investigación en Comunicación e Información Digital. Comparto con vosotros el vídeo y el resumen:
Resumen de la ponencia:
La educación tradicional no satisface las demandas de la nueva sociedad hiperconectada. Por ello cada vez más personas deciden formarse de manera autónoma atendiendo a sus necesidades, buscando una experiencia a medida. Las cuestiones de salud no son una excepción. El aprendizaje ubicuo puede ser el medio para romper con el discurso clásico que proyectan las grandes industrias de la salud, la alternativa disponible a los viejos valores culturales transmitidos inicialmente a través de la escuela y dirigidos a la reproducción de una sociedad que entiende la salud como fin y no como un medio para conseguir otros grados de felicidad y bienestar.
Tabaquismo, alcohol, dieta no saludable e inactividad física son los principales factores de riesgo que se identifican en niños y adultos para desarrollar enfermedades no transmisibles, las cuales causan el 70% de las muertes a nivel mundial. Importantes marcas y empresas relacionadas con ellos han trasladado su discurso a la web social, copando la conversación global mientras envuelven su mensaje en una falsa interactividad que parece otorgar al ciudadano un rol protagonista. Además, la infoxicación y la falsa información dificultan la adopción de comportamientos saludables. Por tanto los esfuerzos educativos para desarrollar habilidades en pro de la salud deben dirigirse más allá de la etapa académica, fomentando el aprendizaje a lo largo de la vida.
Los sMOOC ofrecen una nueva oportunidad a esta educación para la salud basada en habilidades. Estos cursos se concentran en conceptos como la equidad, la inclusión social, la accesibilidad, la calidad, la diversidad, la autonomía y la apertura. Dichas características les convierten en un entorno adecuado para adquirir y poner en práctica conocimientos, actitudes y habilidades que ayuden a los participantes a tomar buenas decisiones sobre salud. Un ejemplo de la viabilidad de esta idea es el sMOOC Running Saludable 2.0 del proyecto europeo ECO.
En los próximos meses se publicará el artículo completo junto al resto de ponencias para poder compartirlo con vosotros.
Queremos conocer tu opinión sobre la propuesta así que te animamos a que dejes tus comentarios. Si tienes alguna idea en mente y podemos ayudarte a sacarla adelante no dudes en contactar con nosotros. La educación y la salud son nuestros objetivos.
La burbuja de filtros es un concepto con el que pacientes y profesionales de la salud deberían estar familiarizados cuando navegan en la red. El término fue acuñado por Eli Pariser para referirse a tu propio universo personal y único de información que vives en la red.
Todo lo que haces es analizado por algoritmos: tu dispositivo, el navegador, el tiempo que has reproducido un vídeo o tus «me gusta» y retuits. En función de este gran conjunto de datos que dejamos atrás, cada individuo tiene una experiencia online personalizada. Por tanto, en palabras de Pariser, el usuario no decide lo que entra en su burbuja de filtros, y lo más importante, tampoco ve lo que queda fuera. ¿Chocante, verdad?
Este hecho influye notablemente en el entorno personal de aprendizaje (PLE) de los pacientes y profesionales de la salud. No es casualidad que entres en Twitter o Facebook y aparezcan los mensajes de las personas con las que más interactúas o tienen opiniones semejantes a la tuya (amén de la publicidad). Esto que puede ser una ventaja porque te ofrece información de aquellas fuentes a las que a priori consideraste más relevantes, se puede convertir en un inconveniente ya que moldea tu realidad, refuerza tus creencias y no te permite escuchar a personas contrarias. En cierto modo disminuye tu creatividad, tu curiosidad, tu capacidad de aprender. Un ejemplo:
Paula es una paciente con osteoporosis que pertenece a varios grupos de Facebook relacionados con la dolencia. Algunos miembros abogan por tomar un zumo de brócoli y zanahorias como tratamiento y cuelgan enlaces con otros remedios caseros. Si bien varias personas hablan de dejar de fumar o hacer ejercicio, Paula siempre ha creído en lo «natural» y no le gusta el deporte. Por eso interacciona más con estos miembros e indaga sobre las recetas en Google. Además sigue varias cuentas de Twitter que dirigen el tráfico a webs que no cumplen muchos de los criterios para distinguir información fiable de salud en Internet, pero concuerdan con los pensamientos de Paula. Poco a poco en el feed de noticias de sus redes sociales se priorizan estos contenidos, los anuncios están relacionados con sus clics y sus búsquedas le ofrecen resultados en la línea de dichos remedios. Las opiniones contrarias o complementarias desaparecen de las primeras posiciones. De esta manera, Paula percibirá una realidad cercana a sus ideas.
Este caso simula lo que puede ocurrir si no somos conscientes de cómo funciona la red. Por mucho que te esfuerces en tener contactos de calidad y realices búsquedas precisas, tus redes sociales o Google te ofrecen aquello que creen que más te va a gustar, con lo que vas a interaccionar y a pasar más tiempo en sus sitios o pinchando en sus anuncios. No será necesariamente lo mejor. Veamos otro ejemplo:
Susana es una fisioterapeuta que acaba de graduarse. Se siente un poco perdida. Le hubiera gustado tener más horas prácticas, que le explicaran el porqué de muchas cosas y que las nuevas técnicas de las que todo el mundo habla hubieran entrado en el temario. Por eso comienza a buscar un postgrado que cumpla sus expectativas. Un profesor le habló bien del método Gibberish. Algunos tuiteros comparten información sobre las bondades del método. Aunque en Google no encuentra entradas de calidad para informarse, hay un grupo de Facebook en el que se comentan los beneficios de los ejercicios y dicen que han salido en la tele y en dos periódicos digitales por lo que se dispone a indagar más. En los siguientes días, Susana recibe en primer lugar actualizaciones relacionadas con el método y aunque algunos usuarios no estaban muy de acuerdo, estos ya no parecen publicar tanto como los que sí abogan por los principios de Gibberish.
¡Ojo! La entrada dista de ser una crítica negativa a estos gigantes. Gracias a ellos se puede aprender muchísimo, conocer a grandes personas y profesionales y hasta desarrollar un MOOC como Running Saludable 2.0. Si se hace un uso sensato el potencial transformador de la web 2.0 es enorme.
Entonces, ¿cómo entrenamos ese sentido de la responsabilidad a la hora de navegar?
En primer lugar no perder nunca la curiosidad por las opiniones contrarias, no quedarnos con lo primero que veamos, hay que contrastar. La decisión final, afortunadamente, sigue en nuestras manos.
En segundo lugar, como sugiere Parisier, encontrar figuras puente. Personas que tienen disposición para entender posturas contrarias y pueden ayudarte a interpretarlas. Entrar en confrontación con quienes no darán jamás su brazo a torcer parece una pérdida de tiempo muy común en la red y puede llevar a polarizar aún más las opiniones.
En tercer lugar compartir estudios, artículos y noticias con prudencia. Del mismo modo, elaborar publicaciones de calidad y con el menor sesgo posible.
Instagram desde 2016 muestra los contenidos según su relevancia y no puede cambiarse.
Por último existen soluciones a nivel técnico: navegar en modo incógnito, borrar el historial y las cookies e instalar bloqueadores de publicidad (Adblock Plus) y de rastreo (Ghostery).
Si quieres profundizar en el tema, la charla TED de Eli Pariser tiene casi 4 millones de visitas. Aquí os la dejo de Youtube:
Conclusión
Ser consciente de cómo funciona Internet YA es un logro para despertar la mirada crítica sobre lo que se nos presenta online. A partir de ello podemos (1) indagar y contrastar (2) buscar fuentes con la capacidad para aceptar la existencia de otras posturas (3) crear y compartir con responsabilidad (4) e invertir tiempo en configurar nuestras redes sociales y navegadores. Estas acciones nos permitirán elaborar y mejorar nuestro PLE de salud.
Y tú, ¿qué opinas sobre la burbuja de filtros? Deja tu comentario para que podamos aprender contigo.
El síndrome de fragilidad es un estado de pre-discapacidad en el que la persona mayor es más vulnerable a sufrir eventos adversos y sus consecuencias debido a la afectación de múltiples sistemas. La reserva funcional está disminuida por lo que aumenta el riesgo de caída, hospitalización, deterioro cognitivo y muerte entre otros. No existe un consenso sobre la definición, el diagnóstico o las causas de la fragilidad. Sin embargo, sí parece más clara su relación con la sarcopenia y con la reducción de la calidad y cantidad de actividad física propia del envejecimiento. Los programas de ejercicio multicomponente, especialmente el entrenamiento de fuerza, han arrojado los mejores resultados a la hora de abordar la fragilidad por encima de las medidas nutricionales y farmacológicas, las cuales también son muy importantes. Por ello me gustaría animaros a participar en el curso online gratuito del proyecto Vivifrail: «Prescripción de ejercicio físico para la prevención de fragilidad y caídas en persona mayor». En el enlace encontraréis cómo matricularos, una guía práctica, una app para monitorizar el programa propuesto y algunos de los mejores momentos del curso como estos: Continuar leyendo «Curso Vivifrail: Envejecimiento, fragilidad y caídas. El papel del ejercicio físico»→
Los PLE de salud son Entornos Personales de Aprendizaje acerca de un tema de salud concreto. El paciente activo necesita su PLE. Pero también los deportistas, bailarines y músicos que quieren disfrutar y mejorar cada día deben prevenir lesiones y localizar las mejores prácticas. Los profesionales sanitarios deben mantenerse actualizados para ofrecer un servicio de calidad. Y los cuidadores de personas dependientes deben aprender a desarrollar esa función de manera autónoma en la mayoría de la ocasiones. Para todos ellos puede ser interesante elaborar su propio PLE de salud. Continuar leyendo «Elabora tu PLE de salud»→
Ya hemos visto que el paciente activo necesita su PLE (Entorno Personal de Aprendizaje) y que para sacarle el máximo partido conviene que sea consciente del mismo. El primer paso es analizar los elementos que ya forman parte de tu PLE acerca del tema de salud que te interesa. Coge papel y lápiz porque vas a hacer un listado. Si eres un profesional o un estudiante esto también va contigo. Te recomiendo que sigas este esquema con 3 grandes campos elaborado por @oskar_almazan_. Continuar leyendo «Analiza tu PLE de salud»→
Es imposible determinar si cada párrafo escrito sobre salud en Internet es válido puesto que cada día se vuelcan en la red ingentes cantidades de información. En este post te ofrezco un decálogo para que tú seas capaz de distinguir si las fuentes y los contenidos son suficientemente rigurosos para ser tomados en cuenta. Allá vamos. Continuar leyendo «Claves para distinguir información fiable sobre salud en Internet»→